El tema clásico que no podía faltar en las visitas que tenia la madre de Donnata con sus amigas era la escasez de enamoramiento que había en sus vidas conyugales. Sí, es así, triste, pero ¿qué le vamos hacer? «A veces quisiera llegar a la casa y no verlo, me asfixia su presencia, me estorba el andar. Menos mal que tengo el salvavidas que me da oxigeno cuando necesito respirar», decía con cara de pícara Daniela, la madrina de Donnata.
Cristina, quién llevaba casi dos décadas de casada y sólo tomaba ron con un hielo, se limitaba a decir: «Yo lo quiero pero las maripositas volaron hace mucho tiempo». Eugenia, la más entrada en años y a la que traía siempre su botella de Malbec, repetía varias veces mientras las otras lloraban de risa: «A mí ahora en lugar de cosquillas me dan náuseas.
Donnata nunca olvidó aquellas conversaciones donde sólo fue una oyente anónima y siempre anheló que esas historias nunca se repitieran en su actual vida de casada. Con dos hijos y casi diez años de matrimonio, Donnata toma ron o Malbec, sufre de náuseas constantemente y aunque hace muchos años que las mariposas volaron de su lado, ella ha encontrado a un salvavidas que le sopla aire fresco y le cura sus frecuentes malestares.